El punto de ebullición de un líquido es la temperatura a la que se convierte en vapor. Los líquidos se convierten en vapor cuando su presión de vapor es igual a la presión del aire circundante. La presión de vapor de un líquido es la presión ejercida por un líquido cuando sus estados líquido y gaseoso han alcanzado el equilibrio.
Presión
El mayor determinante del punto de ebullición de un líquido es la presión circundante. En un sistema abierto, la presión exterior es muy probable que sea la atmósfera de la tierra. El agua, por ejemplo, alcanza la presión atmosférica estándar a 100 grados centígrados. Esta medida se toma al nivel del mar, donde el peso total de la atmósfera de la tierra presiona el agua. A medida que aumenta la elevación, el agua puede hervir a una temperatura más baja. En la cima del Monte Everest, el agua hierve a alrededor de 72 grados Celsius.
Enlaces intermoleculares
Cuando consideramos otros líquidos, más factores ayudan a determinar el punto de ebullición. El principal de ellos es la fuerza de los enlaces entre las moléculas. El alcohol etílico, por ejemplo, tiene un punto de ebullición de 78.5 grados Celsius al nivel del mar. Es un líquido a temperatura ambiente y los enlaces entre sus moléculas son comparativamente fuertes. Por el contrario, el éter metílico tiene un punto de "ebullición" de -25 grados centígrados. A temperatura ambiente y al nivel del mar, el éter metílico es un gas.
Solutos, disolventes y soluciones
Una forma efectiva de elevar el punto de ebullición de un líquido es agregar otro ingrediente. Mientras que el agua al nivel del mar tiene un punto de ebullición de 100 grados centígrados, su punto de ebullición puede elevarse agregando un soluto, como la sal. Un solvente es cualquier sustancia en la cual se disuelve otro. La sustancia que se disuelve se llama soluto. Cuando un soluto se disuelve en un solvente, se crea una solución. Una solución generalmente hierve en un punto más alto que el solvente puro. Conclusiones
La forma más simple de cambiar el punto de ebullición de un líquido es cambiar la presión circundante. El uso de un sistema cerrado para aumentar artificialmente esa presión elevará el punto de ebullición de un líquido. Bajar la presión circundante, ya sea aumentando la altitud o creando artificialmente un vacío, reducirá el punto de ebullición del mismo líquido. El punto de ebullición depende de la fuerza de los enlaces entre sus moléculas. Por esta razón, agregar un soluto al líquido creará enlaces más fuertes entre las moléculas, elevando el punto de ebullición de la solución sin aumentar la presión.