Los animales se han adaptado y evolucionado para sobrevivir en diversos entornos. Las aves y los mamíferos regulan la temperatura de su cuerpo y pueden vivir en grandes nichos ecológicos. Este tipo de animales se llaman reguladores o homeotermas. Los conformistas, o poiquilotermos, deben reubicarse para mantener la temperatura corporal. Lagartos, insectos y peces representan ejemplos de confórmeros.
TL; DR (demasiado largo; no leído)
Los animales dependen de diferentes adaptaciones para sobrevivir en diferentes entornos. Los reguladores como las aves y los mamíferos controlan la temperatura de su cuerpo. Los compositores, como los insectos, lagartos y peces, necesitan reubicarse para mantener la temperatura corporal. Tanto los reguladores como los confórmeros son altamente susceptibles al cambio climático.
Reguladores o Homeotermas
Los reguladores regulan sus cuerpos para permanecer a una temperatura relativamente constante. Si bien en el pasado dichos reguladores se llamaban de sangre caliente, ahora el término preferido es endoterma: animales que generan calor. Estos animales, que incluyen mamíferos y la mayoría de las aves, controlan la temperatura de su cuerpo a pesar de su entorno. Debido a su capacidad de recuperación, los reguladores ocupan una mayor diversidad de nichos ecológicos que los confórmeros. Dicha regulación exige un gasto energético significativo, que requiere que los reguladores consuman más alimentos y posean un metabolismo más elevado que los confórmeros. Por ejemplo, los colibríes deben comer cada varios minutos para regular la temperatura de su cuerpo. Para enfriarse, los reguladores dependen de sudar, jadear o abrir la boca. Para mantenerse calientes, algunos animales tiemblan, lo que aumenta el metabolismo.
Los reguladores pueden sobrevivir a las temperaturas invernales con abundante comida. Para muchas aves, sin embargo, la temperatura de su cuerpo es alta, y para mantenerlas, deben migrar a áreas más cálidas. Los reguladores tienden a ser más grandes que los confórmeros porque producen calor y comen con más frecuencia. Muchos reguladores confían en el contacto social altruista para mantenerse calientes en condiciones de frío. Por ejemplo, los roedores se amontonan sobre cachorros recién nacidos para mantenerlos calientes. Los pingüinos, en sus ambientes extremadamente fríos, también se amontonan para protegerse y proteger a sus crías.
En los seres humanos, los bebés recién nacidos requieren un contacto físico cercano con los cuidadores porque no pueden regular por completo su calor para sobrevivir. Este contacto cercano ayuda en el desarrollo del comportamiento. Los humanos modernos juegan un papel único como reguladores. Al confiar en la tecnología para predecir el clima y ajustar la ropa, los humanos poseen una gran habilidad para regular la temperatura corporal.
Conformers o Poikilotherms
Los confórmeros deben cambiar su entorno para sobrevivir a las variaciones de temperatura. El término más antiguo - de sangre fría - es menos favorecido que ectotherms, que se refiere a los animales que dependen del medio ambiente para su calor. Los conformistas incluyen peces, reptiles, insectos, anfibios y gusanos. Los conformistas se involucran en el comportamiento para regular su temperatura, como tomar el sol para calentarse o retirarse bajo tierra o en el agua para refrescarse. Algunos animales acuáticos incluso alteran su salinidad para que coincida con la del entorno que les rodea. En clima frío, estos animales disminuyen su actividad. Otros animales, como las polillas, pueden contraer los músculos de sus alas para producir calor, de forma similar a los escalofríos. Los conformistas corren el riesgo de morir durante cambios extremos de temperatura. Los peces expuestos a un gran calor trabajan más duro para obtener oxígeno del agua, lo que a su vez provoca una mayor necesidad de oxígeno. Los compositores tienen tasas de crecimiento más bajas a temperaturas más bajas y tasas reducidas del proceso metabólico.
Valores atípicos únicos
Algunos animales se destacan como valores atípicos para la regulación del calor. Por ejemplo, algunos mamíferos participan en la hibernación, una forma de latencia. Al hacerlo, estos reguladores actúan como confórmeros endotérmicos. Regulan su calor, pero la temperatura de su cuerpo puede cambiar en invierno para que coincida con su entorno, con la disminución de la respiración y la frecuencia cardíaca. La hibernación también sirve como protección contra los depredadores y cuando el suministro de alimentos es limitado. En el caso del cachorrito del desierto, este confórmero actúa como un regulador ectotérmico, al mantener su temperatura corporal constante mientras se traslada a ambientes variados.
Impactos del cambio climático
Tanto en los reguladores como en los confórmeros, la temperatura afecta longevidad y envejecimiento Por lo general, los animales que viven en climas fríos viven más tiempo. Incluso pequeños aumentos en la temperatura a lo largo del tiempo afectan la vida útil de los animales. A bajas temperaturas, las enzimas se inhiben, pero a altas temperaturas, los sistemas respiratorio y circulatorio luchan por satisfacer la demanda de oxígeno, lo que afecta negativamente la estructura y función de la proteína, la fluidez de la membrana y la expresión génica. Las vías bioquímicas se aceleran y el metabolismo aumenta. Estos efectos hacen que los animales sean más susceptibles a las enfermedades. En climas más fríos, parece que los procesos neuroendocrinos resultantes de las bajas temperaturas se correlacionan con un envejecimiento más lento y una vida más larga. Tanto los reguladores como los confórmeros enfrentan desafíos con respecto al cambio climático.