La vida animal requiere un suministro constante de agua para cumplir sus funciones vitales. Desde el transporte hasta la lubricación y la regulación de la temperatura, el agua mantiene el funcionamiento de la vida animal; de hecho, los cuerpos de los animales consisten principalmente de agua. Todas las reacciones químicas en el cuerpo de los animales usan agua como medio.
Regulación de temperatura
La temperatura corporal de los animales debe permanecer en un rango estrecho y específico. El agua actúa como un amortiguador contra el sobrecalentamiento debido al alto calor específico del agua. El calor específico determina la cantidad de calor que un objeto puede absorber sin aumentar su propia temperatura. El agua tiene un calor específico alto porque sus enlaces de hidrógeno y oxígeno se disuelven solo cuando se exponen a calor intenso. El agua calentada se filtra a través de los poros en forma de sudor y debe reponerse para evitar la deshidratación.
Regulación del pH
La acidez o basicidad de los compuestos en el cuerpo, o pH, determina si los ácidos o los alcalinos toman protagonismo. Los ácidos y las bases tienen una carga eléctrica y, por lo tanto, buscan el material opuesto para formar un enlace químico y neutralizar su carga neta. Por ejemplo, la materia ósea consiste en calcio y al menos otros 18 compuestos críticos. En ausencia de alcalinas, el exceso de ácido extraerá minerales de estas fuentes. El agua, cuando se introduce en el sistema de un animal, acercará su pH a un valor neutral y disminuirá las posibilidades de reacciones químicas insalubres.
Hidrólisis y producción de energía
La hidrólisis provoca la descomposición del ATP, la molécula que se forma cuando el azúcar se metaboliza en el tracto digestivo y se transfiere a todas las células. La introducción de agua, dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, en una molécula de ATP o trifosfato de adenosina, extrae un átomo de fosfato de la molécula, formando difosfato de adenosina. La ruptura de este enlace libera la energía que impulsa el cuerpo.
Digestión
El agua forma la mayoría del revestimiento mucoso que protege los estómagos de los animales de la acción corrosiva del ácido. El agua pasa directamente al intestino y al estómago sin la necesidad de la digestión. Activa la capa de bicarbonato de sodio en la membrana mucosa del estómago, protegiéndola del ácido clorhídrico. Además, la saliva, el líquido utilizado para descomponer los alimentos en la boca, se compone principalmente de agua.
Lubricación Articular
En cualquier esqueleto animal, una capa protectora de cartílago se apoya entre los huesos para proporcionar lubricación y evitar el desgaste en los extremos del hueso. El cartílago articular, el cartílago que existe en las articulaciones, se compone principalmente de agua, así como una matriz de colágenos y proteínas no colágenas. Sin agua adecuada, el cartílago se desgasta y restringe el rango de movimiento en una articulación.