La corrosividad de un ácido o base se refiere a qué tan severamente daña las superficies al contacto, específicamente tejido vivo. Los ácidos y bases fuertes como el ácido fluorhídrico y el hidróxido de sodio tienen un pH muy alto o muy bajo y son extremadamente corrosivos, lo que requiere precauciones extensas cuando se manipulan, ya que comen a través de los tejidos e incluso del hueso.
Hydrochloric Acid
< El ácido clorhídrico (también conocido como ácido muriático) es la solución acuosa de gas de cloruro de hidrógeno (HCl). Es un componente principal del ácido gástrico y también se usa en agentes de limpieza industriales y domésticos. El ácido clorhídrico puede comer a través del acero inoxidable y el bronce.
Ácido fluorhídrico
El ácido fluorhídrico (HF) destruye el tejido vivo al contacto e incluso puede descalcificar el hueso. La HF puede ser mortal en cantidades tan bajas como 100 mililitros. Inhalar incluso una bocanada de HF en estado gaseoso puede causar un edema pulmonar fatal.
Ácido sulfúrico
El ácido sulfúrico se usa comúnmente en limpiadores de drenaje, líquido de baterías y fertilizantes. Es higroscópico, lo que significa que atrae moléculas de agua de su entorno. Los daños causados por el contacto con ácido sulfúrico incluyen lesiones térmicas y químicas, así como la deshidratación de la piel.
Hidróxido de sodio
El hidróxido de sodio (también conocido como lejía) es una de las bases más corrosivas. Genera calor significativo cuando se diluye y tiene una alcalinidad extremadamente alta (concentración de elementos alcalinos en la solución).