El dióxido de azufre, SO2, es un gas incoloro que es tóxico para los seres humanos. Se produce naturalmente tanto por los volcanes como por la combustión de la gasolina del automóvil. En su forma pura, el dióxido de azufre no reacciona fuertemente con aleaciones de metal como el acero. Sin embargo, en presencia de defectos y agua, el dióxido de azufre puede ser altamente corrosivo.
Reacción entre el dióxido de azufre y el acero
Acero es un término general para aleaciones de metales que contienen hierro, carbono y manganeso con cantidades más pequeñas de silicio, fósforo, azufre y oxígeno. En ausencia de agua, el dióxido de azufre no reacciona fuertemente con el acero. Sin embargo, si el dióxido de azufre está expuesto a la atmósfera, reacciona con vapor de agua y oxígeno formando ácido sulfúrico corrosivo. Esta sustancia es altamente corrosiva y puede dañar el acero.