* Dispersión atmosférica: La atmósfera de la Tierra dispersa la luz del sol. La luz azul se dispersa más que la luz roja, por lo que el cielo parece azul. Cuando la luna está baja en el horizonte, su luz tiene que viajar a través de más atmósfera. Esto significa que se dispersa más luz azul, dejando las longitudes de onda más largas de luz, como amarillo y rojo, para alcanzar nuestros ojos. Esta es la misma razón por la que las puestas de sol parecen rojas.
* polvo y contaminación: El polvo, el humo y otras partículas en la atmósfera también pueden dispersar la luz y hacer que la luna parezca amarilla o incluso rojiza.
* Factores psicológicos: Nuestra percepción del color puede verse influenciada por factores como nuestro estado de ánimo, el entorno circundante e incluso el color de otros objetos en el cielo. Una luna amarilla puede parecer aún más amarilla si el cielo es azul oscuro.
Entonces, la luna en realidad no cambia de color, pero nuestra percepción de su color puede cambiar debido a la forma en que la luz interactúa con la atmósfera.