Por ejemplo, si un reloj atómico tiene una inestabilidad de frecuencia fraccionaria de 1 x 10^-15, significa que su frecuencia puede variar 1 segundo cada 100 mil millones de segundos. Durante 1,7 millones de años (aproximadamente 5,3 x 10^11 segundos), un reloj atómico de este tipo acumularía un error de tiempo de sólo unos 0,053 segundos.
Vale la pena señalar que este cálculo supone una inestabilidad de frecuencia constante durante los 1,7 millones de años, lo que puede no ser el caso en la realidad. Sin embargo, los relojes atómicos están diseñados y mantenidos para minimizar la deriva de frecuencia y mantener una precisión excepcional durante largos períodos de tiempo.
Los relojes atómicos desempeñan un papel crucial en diversas investigaciones y aplicaciones científicas, incluidos los sistemas de navegación, las telecomunicaciones y la sincronización de redes globales, donde la sincronización precisa es esencial.