En esencia, la demanda sostiene que las compañías de petróleo y gas han contribuido consciente y sustancialmente al cambio climático mediante la extracción, producción y venta de combustibles fósiles, a pesar de ser conscientes de las consecuencias ambientales dañinas. Hawaii alega que las empresas participaron en una campaña de engaño que duró décadas, engañando al público sobre los peligros de los combustibles fósiles y suprimiendo la investigación científica que los vinculaba con el cambio climático.
La demanda invoca el principio legal de confianza pública, que sostiene que el estado tiene la responsabilidad de proteger y preservar los recursos naturales para el beneficio de sus ciudadanos y las generaciones futuras. Hawái sostiene que las acciones de las compañías de petróleo y gas constituyen una violación de esta confianza pública y busca daños y perjuicios para abordar el daño causado por el cambio climático, incluida la financiación de proyectos de infraestructura costera, adaptación al aumento del nivel del mar e iniciativas de energía renovable.
Un aspecto importante de la demanda es que nombra y se dirige específicamente a determinadas empresas de petróleo y gas, en lugar de abordar a toda la industria en su conjunto. Este enfoque difiere de demandas climáticas anteriores que se han centrado en entidades gubernamentales u organismos reguladores. Al atacar a empresas individuales, Hawái pretende hacerlas directamente responsables de sus acciones y de los daños resultantes.
La demanda también cita evidencia de "conducta ilícita", incluyendo conspiración, fraude y negligencia. Al enmarcar el caso en términos de estos agravios del derecho consuetudinario, Hawái busca aprovechar doctrinas y precedentes legales bien establecidos para construir su caso de responsabilidad y daños.
Si bien la demanda de Hawái busca principalmente alivio por los impactos climáticos específicos de su estado, podría tener implicaciones más amplias para los litigios climáticos y la voluntad de otros estados de emprender acciones legales contra las empresas de combustibles fósiles. Si Hawái tiene éxito en su caso o llega a un acuerdo favorable, podría allanar el camino para que otros estados y gobiernos locales presenten demandas similares, creando una ola de presión legal sobre la industria de los combustibles fósiles.
Sin embargo, es importante señalar que el resultado de la demanda sigue siendo incierto. Se espera que las compañías de petróleo y gas se defiendan enérgicamente y el proceso legal podría ser prolongado y complejo. Además, las doctrinas legales invocadas en la demanda, como la confianza pública y la conducta ilícita, podrían enfrentar desafíos e interpretaciones cuando se apliquen al contexto del cambio climático.
En general, la demanda de Hawái contra las empresas de petróleo y gas representa una estrategia legal audaz para abordar el cambio climático y responsabilizar a la industria de los combustibles fósiles. Si bien su impacto y ramificaciones aún no se han determinado completamente, el caso ha atraído la atención nacional y podría potencialmente dar forma a futuros esfuerzos de litigio climático en todo Estados Unidos.