Dos de los factores más importantes que afectan la formación de estrellas son la densidad de la nube de gas y polvo y la temperatura del gas. Cuanto más densa es la nube, más probabilidades hay de que colapse por su propia gravedad. Cuanto mayor es la temperatura del gas, más energía tiene para vencer las fuerzas gravitacionales que lo mantienen unido. Por lo tanto, es más probable que la formación de estrellas ocurra en regiones de alta densidad y baja temperatura.
Además de estos dos factores, la velocidad de formación de estrellas también puede verse influenciada por otros factores, como la presencia de campos magnéticos, la rotación de la nube y la presencia de elementos pesados.
Polvo y gas cósmico juegan un papel crucial en la formación de estrellas. El polvo y el gas proporcionan la materia prima a partir de la cual se forman las estrellas y también desempeñan un papel en la regulación de la temperatura y la densidad de la nube de gas. El polvo y el gas también pueden absorber la radiación ultravioleta (UV) de las estrellas cercanas, lo que puede ayudar a proteger a las estrellas jóvenes de los efectos nocivos de esta radiación.
También se cree que la presencia de polvo y gas cósmicos es responsable de la formación de brazos espirales en las galaxias. Los brazos espirales son carriles largos y sinuosos de estrellas, gas y polvo que se extienden desde el centro de una galaxia. Se cree que los brazos espirales se forman cuando las ondas de densidad en el medio interestelar comprimen el gas y el polvo, lo que desencadena la formación de estrellas.
Estudios de polvo y gas cósmicos han proporcionado información valiosa sobre el proceso de formación estelar. Al comprender el papel del polvo y el gas en la formación de estrellas, los astrónomos han podido desarrollar modelos y simulaciones más precisas de este complejo proceso. Estos modelos nos han ayudado a comprender cómo se forman y evolucionan las estrellas, y cómo contribuyen a la estructura general y la evolución de las galaxias.