En la Tierra, la energía del sol impulsa los vientos; así que en Neptuno, donde el sol no parece mucho más grande que una estrella, esperarías vientos débiles. Sin embargo, lo opuesto es verdadero. Neptuno tiene los vientos de superficie más fuertes en el sistema solar. La mayor parte de la energía que alimenta estos vientos proviene del planeta mismo.
Vientos contra los Gigantes de Gas
Cuando se compara con cualquiera de los planetas gigantes gaseosos, la atmósfera de la Tierra es un estanque de serenidad. En Júpiter, los vientos en la Pequeña Mancha Roja alcanzan los 618 kilómetros por hora (384 millas por hora), que es casi el doble de rápido que los vientos en el huracán terrestre más feroz. En Saturno, los vientos en la atmósfera superior pueden soplar casi tres veces más fuerte que eso, a 1.800 kilómetros por hora (1.118 millas por hora). Incluso estos vientos toman un asiento trasero a los que están cerca de la Gran Mancha Oscura de Neptuno, que los astrónomos han registrado a 1.931 kilómetros por hora (1.200 millas por hora).
Un generador de energía
Como Júpiter y Saturno, Neptuno genera más energía de la que recibe del sol, y esta energía que irradia desde el núcleo del planeta es lo que impulsa los fuertes vientos superficiales. Júpiter irradia energía que queda de su formación, y la energía que irradia Saturno es en gran parte resultado de fricción producida por la lluvia de helio. En Neptuno, una capa de metano, que es un gas de efecto invernadero, atrapa el calor. Si el planeta fuera como Urano (que carece de una fuente de energía interna), ese calor se habría irradiado al espacio hace mucho tiempo. En cambio, a pesar de que las temperaturas son frías, el planeta irradia 2,7 veces más calor del que recibe del sol, que es suficiente para impulsar sus feroces vientos.