La conversión de grafito en diamante es un proceso endotérmico, lo que significa que requiere un aporte de energía para que se produzca. Esto se debe a que los enlaces entre los átomos de carbono del grafito son más fuertes que los enlaces entre los átomos de carbono del diamante. Para romper los enlaces en el grafito y reorganizar los átomos en la estructura del diamante, se debe agregar energía al sistema. Esta energía se puede obtener calentando el grafito a una temperatura alta o sometiéndolo a alta presión.