Aprovechando las perturbaciones del mercado:
Los bancos en la sombra, incluidos los fondos de cobertura y las empresas de capital privado, a menudo realizan transacciones financieras complejas y apalancan niveles más altos de deuda. En tiempos de tensión y volatilidad en los mercados, como los causados por la pandemia, estas instituciones pueden utilizar su capital para aprovechar activos con precios incorrectos y perturbaciones en el mercado.
Explotar las lagunas regulatorias:
Los bancos en la sombra a menudo operan fuera del marco regulatorio de los bancos tradicionales, lo que les permite participar en actividades más riesgosas sin el mismo nivel de supervisión. Durante la pandemia, algunos bancos en la sombra explotaron estas lagunas regulatorias para involucrarse en prácticas cuestionables, como emitir préstamos de alto riesgo o otorgar crédito a empresas en dificultades.
Participar en préstamos abusivos:
Algunos bancos en la sombra han incurrido en prácticas crediticias predatorias, dirigidas a personas vulnerables y pequeñas empresas afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia. Pueden ofrecer préstamos con intereses elevados o recurrir a tácticas agresivas de cobro de deudas, lo que exacerba aún más las dificultades financieras que enfrentan estas personas y empresas.
Aumento de los riesgos sistémicos:
La interconexión del sistema financiero significa que la inestabilidad en un área puede tener efectos en cadena en todas partes. Las actividades riesgosas y las posibles quiebras de los bancos en la sombra durante la pandemia pueden aumentar el riesgo sistémico general y amenazar la estabilidad del sistema financiero en general.
En general, la crisis de la COVID-19 ha expuesto las vulnerabilidades y los riesgos potenciales asociados con los bancos en la sombra, destacando la necesidad de regulaciones más estrictas, una mejor supervisión y esfuerzos para garantizar que estas instituciones actúen de manera responsable y transparente.