Un día, Mitti decidió que estaba cansado de ser tímido. Quería ver mundo y hacer algunos amigos. Entonces, se armó de valor y abandonó su madriguera. Caminó por la sabana, admirando el hermoso paisaje y conociendo todo tipo de animales interesantes.
Mientras Mitti caminaba, se encontró con un grupo de traviesos suricatos. Las suricatas se emocionaron mucho al ver a Mitti y lo invitaron a unirse a sus juegos. Mitti dudó al principio, pero finalmente aceptó jugar con ellos.
Los suricatos se divirtieron mucho jugando con Mitti, pero pronto notaron que él era diferente a ellos. Mitti era muy tímida y no parecía disfrutar jugando tanto como ellos. Los suricatos decidieron ayudar a Mitti a superar su timidez, así que idearon un plan.
Al día siguiente, las suricatas reunieron a Mitti y lo llevaron a un arbusto cercano. Le dijeron que este arbusto era mágico y que podría darle más confianza a Mitti. Mitti se mostró escéptico al principio, pero decidió intentarlo de todos modos.
Mitti se internó entre los arbustos y de repente sintió una sensación extraña. Sintió como si estuviera cambiando. Cuando salió del arbusto, las suricatas se quedaron sin aliento de asombro. Mitti había cambiado:¡ahora estaba cubierto de hermosas rayas!
Los suricatos le explicaron a Mitti que el arbusto mágico le había dado rayas para ayudarle a superar su timidez. Le dijeron que las rayas le harían sentir más seguro y valiente.
Mitti estaba encantada. Dio las gracias a los suricatos y siguió su camino, sintiéndose más seguro que nunca. A partir de entonces, Mitti dejó de ser tímida. Hizo muchos amigos y vivió muchas aventuras en la sabana africana. Nunca olvidó el arbusto mágico y los amables suricatos que le habían ayudado a superar su timidez.