1. Ciclo solar: El sol se somete a un ciclo de actividad de 11 años, durante el cual fluctúa la intensidad de su radiación. Durante los períodos de alta actividad solar (máximo solar), el sol emite más energía, lo que resulta en una mayor radiación solar que alcanza la atmósfera externa de la Tierra.
2. La órbita de la Tierra: La órbita de la Tierra alrededor del sol no es perfectamente circular sino ligeramente elíptica. Esto significa que la Tierra está más cerca del sol en ciertas épocas del año (perihelio, alrededor del 3 de enero) y más lejos en otras ocasiones (Aphelion, alrededor del 4 de julio). Cuando la tierra está más cerca, recibe más energía solar.
3. Tilt de la Tierra: El eje de la Tierra está inclinado en un ángulo de 23.5 grados, causando estaciones. Esta inclinación afecta la cantidad de energía solar que alcanza diferentes partes de la superficie de la Tierra durante todo el año.
4. Bengalas solares y eyecciones de masa coronal: Si bien estos eventos son relativamente raros, pueden liberar inmensas explosiones de energía que aumentan temporalmente la radiación solar que alcanza la atmósfera externa de la Tierra.
5. Actividad de manchas solares: Las manchas solares son áreas de regiones más frías y oscuras en la superficie del sol. Están asociados con una mayor actividad magnética y pueden causar variaciones en la radiación solar.
6. Cambios a largo plazo en la salida solar: En períodos muy largos, la producción de energía general del sol también puede fluctuar ligeramente, aunque estos cambios son mucho más lentos que el ciclo de 11 años.
Por lo tanto, si bien hay una cantidad promedio de energía solar que alcanza la atmósfera externa, no es un valor constante y está sujeto a varias variaciones naturales.