* Velocidad de aterrizaje reducida: El viento que sopla contra la dirección de viaje del avión crea elevación adicional y ralentiza el avión hacia abajo. Esto significa que el avión puede aterrizar a una velocidad más baja, haciéndolo más seguro y más fácil de controlar.
* Se requiere una pista más corta: Una velocidad de aterrizaje más baja significa que el avión necesita menos pista para detenerse, aumentando la seguridad y la eficiencia.
* Control mejorado: Aterrizar al viento le da al piloto un mejor control sobre la aeronave. El viento contrarresta la tendencia natural del avión a derivarse o desviarse durante el aterrizaje.
Piense en ello de esta manera: Es como correr contra el viento. Es más difícil y requiere más esfuerzo, pero disminuyes la velocidad y puedes parar más fácilmente. El mismo principio se aplica a un avión que aterriza en el viento.
Por supuesto, el viento también puede ser un factor en los despegues, pero es especialmente importante para aterrizajes seguros.