El descubrimiento fue realizado por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Tubinga en Alemania, que analizaron un trozo de cuerda encontrado en la cueva Hohle Fels en las montañas del Jura de Suabia.
La cuerda está hecha de fibras de lino silvestre y es el ejemplo de cordaje retorcido más antiguo conocido en el mundo.
Los arqueólogos pudieron determinar cómo se fabricaba la cuerda estudiando la estructura microscópica de las fibras. Descubrieron que las fibras se habían retorcido juntas en forma de Z, que es la misma dirección en la que se retuerce la cuerda hoy en día.
Los investigadores creen que la cuerda se utilizó para diversos fines, como amarrar herramientas, transportar objetos y como red para pescar.
El descubrimiento de esta cuerda proporciona nuevos conocimientos sobre las capacidades tecnológicas de los primeros humanos y muestra que estaban más avanzados de lo que se pensaba anteriormente.