En el caso del champán, las burbujas se forman debido a la liberación de gas dióxido de carbono al abrir la botella. Estas burbujas son inicialmente muy pequeñas pero gradualmente se fusionan y aumentan de tamaño a medida que ascienden. A medida que las burbujas suben, experimentan una fuerza de flotación debido a la diferencia de densidad entre el gas dentro de las burbujas y el champán líquido. Esta fuerza de flotación empuja las burbujas hacia arriba.
Sin embargo, las burbujas también experimentan una fuerza de arrastre por fricción debido a la interacción de la superficie de la burbuja con el líquido circundante. Esta fuerza de arrastre se opone al movimiento ascendente de las burbujas. La combinación de la fuerza de flotación y la fuerza de arrastre hace que las burbujas sigan una trayectoria helicoidal a medida que ascienden.
Además, la presencia de impurezas residuales y sólidos disueltos en el champán también puede contribuir a la desviación del movimiento de las burbujas de una trayectoria recta. Estas impurezas pueden actuar como sitios de nucleación para la formación de burbujas, influyendo en la forma general y la trayectoria de las burbujas a medida que ascienden a través del líquido.