Cuando dos superficies se frotan, las irregularidades de las superficies se entrelazan, creando resistencia al movimiento. Esta resistencia hace que las superficies se calienten, ya que la energía cinética de las superficies en movimiento se convierte en energía térmica. La cantidad de calor generado depende de la fuerza de fricción, la velocidad del movimiento y el coeficiente de fricción entre las dos superficies.
A nivel atómico , la fricción dinámica puede entenderse en términos de las interacciones entre los átomos en las dos superficies. Cuando las superficies se mueven entre sí, los átomos de las superficies chocan y ejercen fuerzas entre sí. Estas fuerzas pueden ser atractivas o repulsivas y pueden hacer que los átomos vibren y se muevan. La colisión e interacción de los átomos genera energía térmica, lo que aumenta la temperatura de las superficies.
El coeficiente de fricción es una medida de la cantidad de fricción entre dos superficies. Es un número adimensional que va de 0 a 1. Un coeficiente de fricción de 0 indica que no hay fricción entre las superficies, mientras que un coeficiente de fricción de 1 indica que hay fricción completa entre las superficies.
El coeficiente de fricción depende de varios factores, incluidos los materiales de las superficies, la rugosidad de la superficie y la temperatura. En general, el coeficiente de fricción es mayor para superficies más rugosas y temperaturas más altas.
La fricción dinámica es un fenómeno importante que tiene muchas aplicaciones en la vida cotidiana. Se utiliza para crear frenos de fricción, que se utilizan para frenar o detener objetos en movimiento. También se utiliza para crear transmisiones por fricción, que se utilizan para transmitir potencia entre dos ejes.