En el caso de la cinta gecko, la superficie adhesiva está formada por millones de pequeñas estructuras parecidas a pelos llamadas setas. Estas setas están hechas de un material flexible llamado queratina, la misma proteína que se encuentra en el cabello y las uñas humanos.
Cada seta se divide a su vez en cientos de espátulas o puntas ramificadas aún más pequeñas. Estas espátulas aumentan la superficie de la cinta, maximizando el contacto entre la cinta y la superficie a la que está adherida.
Cuando las setas de la cinta de gecko entran en estrecho contacto con una superficie, las fuerzas de Van der Waals entre las moléculas de las setas y las moléculas de la superficie se vuelven significativas. Estas fuerzas crean una fuerte unión adhesiva, lo que permite que la cinta se adhiera a una amplia gama de superficies, incluidas vidrio, metal, plástico e incluso superficies rugosas o polvorientas.
A diferencia de los adhesivos tradicionales que se basan en uniones químicas o entrelazados mecánicos, la cinta gecko utiliza fuerzas físicas que no causan ningún daño ni dejan residuos en la superficie. La fuerza adhesiva de la cinta se puede controlar variando la densidad y el tamaño de las setas, lo que permite diferentes niveles de adhesión.
La cinta Gecko ha encontrado aplicaciones en diversos campos, incluidos la robótica, los dispositivos médicos, el ensamblaje industrial y los productos de consumo. Su mecanismo adhesivo único inspiró el desarrollo de otras tecnologías adhesivas que imitan las patas de los gecos, lo que condujo a avances en campos como la biomímesis y la ciencia de materiales.