* Falta de oxígeno: El aire que respiramos contiene aproximadamente un 21% de oxígeno, mientras que el agua en la que vivimos contiene sólo aproximadamente un 0,003%. Esto significa que no hay suficiente oxígeno en el agua para respirar.
* Presión del agua: La presión del agua aumenta a medida que se profundiza, y esto puede dificultarnos la respiración. A una profundidad de sólo 33 pies (10 metros), la presión es el doble que en la superficie, y esto puede provocar que nuestros pulmones colapsen.
* Los pulmones no están diseñados para agua: Nuestros pulmones están diseñados para respirar aire, no agua. Cuando intentamos respirar agua, el agua llena nuestros pulmones y nos impide obtener oxígeno.
Hay algunas formas en que los humanos pueden superar estos desafíos y respirar bajo el agua, como usar equipo de buceo o snorkel. Sin embargo, estos métodos no están exentos de riesgos y es importante estar debidamente capacitado antes de intentar respirar bajo el agua.