El control de un mecanismo con neumática comienza con gas presurizado. Los gases más comúnmente usados para este control son dióxido de carbono, nitrógeno y aire a alta presión. Este gas está alojado en un tanque, que generalmente se comprime a miles de libras por pulgada cuadrada (PSI).
Los controles neumáticos también dependen de los reguladores, que están conectados al tanque de gasolina. Un regulador reduce la alta presión del tanque y lo reduce a una presión más manejable. Los reguladores funcionan "a pedido", lo que significa que en lugar de un flujo constante, liberan gas del tanque solo cuando hay una caída en la presión en otra parte del sistema.
Mangueras y válvulas
Los controles neumáticos no pueden funcionar sin mangueras y válvulas que entreguen gas presurizado del regulador al resto del sistema. Estas partes deben poder funcionar a alta presión sin romperse. Las mangueras a menudo se refuerzan con acero para mantenerlas fuertes a medida que la presión se mueve a través de las líneas.
Las válvulas se conectan a las mangueras y actúan como interruptores, deteniendo e iniciando el flujo de gas presurizado según sea necesario. Cuando el usuario activa una válvula, se abre muy rápido y permite que el gas se mueva. Cerrar la válvula interrumpe el flujo y retiene la presión. Las válvulas se pueden activar manualmente o de forma remota con motores y componentes electrónicos.
Actuadores
Todas las demás piezas, desde el tanque hasta las válvulas, son inútiles sin un actuador. El actuador es la pieza que empuja o tira directamente de los objetos cuando se activan los controles neumáticos.
Los actuadores consisten en un cilindro con un disco y una varilla dentro. Cuando se abre una válvula y se permite que el gas a alta presión ingrese al actuador, obliga al disco a moverse. Esto empuja la varilla, que se puede conectar a cualquier objeto que necesite moverse. Por ejemplo, la varilla se puede conectar a una puerta que necesita abrirse, o a levantar una caja. El actuador es la pieza final del sistema de control
Se pueden usar diferentes tipos de actuadores, dependiendo de la tarea necesaria. Los actuadores de acción simple se mueven en una sola dirección cuando están presurizados, y dependen de la gravedad para devolverlos a la posición de inicio. Los actuadores de doble acción tienen conexiones de presión en ambos extremos, lo que les permite ser forzados en ambas direcciones.