Los seres humanos dependen de los ecosistemas para suministrar alimentos y otras necesidades para una vida humana saludable. Sin embargo, ciertas actividades humanas han tenido un impacto devastador en los ecosistemas. Desde la contaminación hasta la sobreexplotación, el daño y la explotación de la vida silvestre y la vegetación natural por parte de los humanos ha dejado a algunos ecosistemas en mal estado.
Contaminación de los Ecosistemas
Muchos subproductos de la industrialización han dañado los ecosistemas. Por ejemplo, quemar carbón para producir energía libera sustancias químicas como dióxido de azufre. Tales sustancias químicas en el aire conducen a la lluvia ácida y la deposición ácida, que pueden dañar la vida de las plantas y los animales, especialmente porque acidifica los ecosistemas acuáticos. Además, el escurrimiento químico líquido de las actividades humanas puede afectar negativamente a los ecosistemas. Tal escorrentía no es solo producida por grandes fábricas industriales. La escorrentía de zinc y plomo en céspedes, entradas de vehículos y aceras en áreas residenciales puede dañar los ecosistemas.
Urban Sprawl
La expansión urbana es la expansión cada vez mayor de las ciudades hacia áreas anteriormente rurales. La tala rasa y la deforestación han ocurrido para acomodar el empuje de la urbanización hacia las regiones rurales. Además de provocar la pérdida de bosques y otra vegetación, dichos activos conducen a la fragmentación del hábitat. Cuando los caminos, las casas o incluso los vehículos rompen la composición original del ecosistema, los animales pueden ser aislados de una gran parte de su hábitat y, por extensión, de su población.
Introducción de especies invasoras
La transferencia de especies puede ser involuntaria, como una espora de la planta que se monta en un zapato. O la introducción de una nueva especie podría ser a propósito, como fue el caso con la carpa asiática en los Estados Unidos. Según la Federación Nacional de Vida Silvestre, el 42 por ciento de los animales en peligro están amenazados por especies no nativas. Estas especies plantean un problema porque compiten por la comida y pueden no servir como un buen alimento para las especies nativas. Además, las especies invasoras pueden disminuir la biodiversidad y alterar físicamente el ecosistema. Por ejemplo, una especie invasora puede cambiar la composición química del suelo.
Ecosistemas de sobreexplotación
La sobreexplotación, a veces llamada sobreexplotación, ocurre cuando las especies se toman de su hábitat natural. Esto puede suceder como resultado de la destrucción del hábitat, pero más a menudo es el resultado de la caza o la pesca. Esas actividades insostenibles pueden verse especialmente en la industria pesquera, donde especies como el bacalao, el eglefino y el lenguado han reducido drásticamente sus poblaciones. La sobreexplotación puede conducir a un desequilibrio en los ecosistemas, alterando la cadena alimentaria y perjudicando a otras especies no capturadas.