Forma
Las conchas de los bivalvos se componen de dos válvulas articuladas que son imágenes especulares entre sí. Las válvulas están conectadas por un ligamento, que es una banda flexible de tejido. Cuando el ligamento está relajado, las válvulas están abiertas. Cuando el ligamento se contrae, las válvulas se cierran.
La forma de las válvulas es tal que encajan perfectamente cuando están cerradas. Los bordes de las válvulas están entrelazados y hay una ligera superposición entre las válvulas. Esta superposición ayuda a evitar que las válvulas se separen.
Materiales
Las conchas de los bivalvos están hechas de aragonito, que es una forma de carbonato de calcio. La aragonita es un material duro y quebradizo, pero también flexible. Esta flexibilidad permite que las válvulas se flexionen ligeramente cuando están cerradas, lo que ayuda a crear un sello hermético.
Fuerzas
Las fuerzas que actúan sobre las conchas de los bivalvos son la fuerza de la gravedad, la fuerza del agua y la fuerza del ligamento. La fuerza de la gravedad tira las válvulas hacia abajo, mientras que la fuerza del agua las empuja hacia arriba. El ligamento junta las válvulas.
La combinación de estas fuerzas crea un delicado equilibrio que mantiene las válvulas cerradas. Si alguna de estas fuerzas cambiara, las válvulas tampoco encajarían entre sí.
Conclusión
La forma de los caparazones de los bivalvos, los materiales de los que están hechos y las fuerzas que actúan sobre ellos contribuyen al perfecto ajuste de estos caparazones. Este ajuste es esencial para la supervivencia de los bivalvos, ya que los protege de los depredadores y los elementos.