Energía química:
* baterías: Reacciones químicas dentro de los electrones de liberación de una batería, creando una corriente eléctrica. Este es el ejemplo más común de convertir la energía química en energía eléctrica.
* Células de combustible: Las reacciones químicas entre combustible y oxígeno producen electrones, generando electricidad. Este proceso es más eficiente que la combustión, pero actualmente es más costoso.
Energía radiante:
* células solares (células fotovoltaicas): Estas células absorben los fotones de la luz solar y usan la energía para excitar electrones, generando electricidad.
* Generadores termoeléctricos: Estos dispositivos usan la diferencia de temperatura entre dos materiales para generar una corriente eléctrica. Esto se puede usar para aprovechar el calor del sol, el calor de los desechos de los procesos industriales o incluso el calor corporal.
Otros métodos:
* piezoelectricidad: Ciertos materiales generan electricidad cuando se exprimen o estiran. Este principio se usa en dispositivos como micrófonos y pantallas táctiles.
* Generadores termoeléctricos (TEG): Estos dispositivos utilizan el efecto Seebeck, donde se crea una diferencia de voltaje en una unión de dos metales diferentes cuando están sujetos a un gradiente de temperatura.
En última instancia, la conversión de energía química o radiante en energía eléctrica se basa en manipular el flujo de electrones. Cada método logra esto de manera diferente, aprovechando las propiedades de materiales específicos o fenómenos físicos.