1. Tilt de la Tierra:
* La tierra está inclinada en su eje a aproximadamente 23.5 grados. Esta inclinación hace que diferentes partes de la tierra reciban diferentes cantidades de luz solar directa durante todo el año.
* Durante el verano en el hemisferio norte, el Polo Norte está inclinado hacia el sol, recibiendo más luz solar directa y días más largos. Por el contrario, el Polo Sur experimenta el invierno con días más cortos y menos luz solar directa.
* Esta inclinación conduce a variaciones estacionales en la intensidad de la radiación solar y la duración del día.
2. Curvatura de la Tierra:
* La tierra es una esfera, lo que significa que diferentes partes del planeta reciben luz solar en diferentes ángulos.
* La luz solar ataca al ecuador directamente, lo que resulta en la máxima intensidad. A medida que avanza hacia los polos, el ángulo de incidencia disminuye, extendiendo la misma cantidad de energía en un área más grande, lo que lleva a una menor intensidad.
3. Absorción atmosférica y dispersión:
* La atmósfera de la Tierra absorbe y dispersa parte de la radiación solar entrante.
* Ciertos gases, como el ozono, absorben la radiación ultravioleta, mientras que el vapor de agua y el dióxido de carbono absorben la radiación infrarroja.
* La dispersión de la luz por las moléculas de aire y las partículas (como el polvo) hace que una luz solar se dispersen en diferentes direcciones, lo que lleva a variaciones en la intensidad en la superficie de la Tierra.
4. Nubes y topografía:
* Las nubes pueden bloquear la luz solar, reduciendo la cantidad de radiación que alcanza la superficie.
* Montañas, colinas y otras características topográficas pueden proyectar sombras, creando áreas con menos exposición a la luz solar.
5. Hora del día:
* La posición del sol en el cielo cambia durante todo el día, lo que lleva a variaciones en la intensidad solar. Al mediodía, el sol típicamente está en su punto más alto, lo que resulta en la luz solar más directa.
6. Latitud:
* Las áreas más cercanas al ecuador reciben una luz solar más directa y tienen niveles de radiación solar más altos en comparación con las áreas en latitudes más altas.
Todos estos factores contribuyen a la distribución desigual de la radiación solar en la superficie de la Tierra, lo que resulta en diferencias claras en la temperatura y los patrones climáticos en todo el mundo.