Las arqueas son un dominio de organismos unicelulares que son distintos de las bacterias y los eucariotas. Son increíblemente diversos y pueden obtener energía a través de una variedad de mecanismos, que incluyen:
1. Fototrofia: Algunas arqueas, como las halobacterias, usan energía de la luz para generar ATP (trifosfato de adenosina), la moneda energética de las células. Utilizan una proteína llamada bacteriorhodopsin para absorber la luz y crear un gradiente de protones, que se usa para alimentar la síntesis de ATP.
2. Quimiofarra: Aquí es donde las arqueas obtienen energía de los compuestos inorgánicos oxidantes como el sulfuro de hidrógeno (H₂S), el amoníaco (NH₃) o el hierro ferroso (Fe²⁺). Estas reacciones a menudo se acoplan a la reducción de otros compuestos inorgánicos como el oxígeno (O₂), el sulfato (SO₄²⁻) o el nitrato (NO₃⁻). Este proceso es importante en los ciclos globales de carbono y azufre.
3. Chemoorganotrofia: Al igual que muchas bacterias, algunas arqueas obtienen energía al descomponer los compuestos orgánicos como azúcares, proteínas y lípidos. Esta es una forma común para que Archaea obtenga energía en ambientes con abundante materia orgánica.
4. Metanogénesis: Este es un proceso único que se encuentra en algunas arqueas donde producen metano (CH₄) como un subproducto de la producción de energía. Utilizan hidrógeno (H₂) y dióxido de carbono (CO₂) como fuentes de energía, convirtiéndolos en metano. Los metanógenos juegan un papel crucial en entornos anaeróbicos como pantanos, vertederos y los tratados digestivos de los animales.
Es importante recordar que las arqueas son increíblemente diversas, y sus estrategias de adquisición de energía varían según su entorno específico y capacidades metabólicas.