El dióxido de carbono es el gas de efecto invernadero más importante emitido por las actividades humanas. Se libera cuando se queman combustibles fósiles para obtener energía y cuando se talan bosques para la agricultura u otros desarrollos.
El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global 25 veces mayor que el del dióxido de carbono. Proviene de fuentes naturales, como humedales y vertederos, así como de actividades humanas, como la ganadería y el cultivo de arroz.
El óxido nitroso es también un potente gas de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global 298 veces mayor que el del dióxido de carbono. Se emite a partir de fuentes naturales, como suelos y océanos, así como de actividades humanas, como campos de cultivo fertilizados y procesos industriales.
El calentamiento global es causado por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que atrapan el calor del sol y provocan el calentamiento del planeta.