El primer uso registrado de la electricidad se remonta al siglo XVII, cuando el científico Otto von Guericke inventó el primer generador electrostático, que utilizaba la fricción entre dos materiales como el ámbar y la seda para generar electricidad estática. Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XVIII que se iniciaron los estudios sistemáticos sobre la electricidad, con importantes aportaciones de científicos como Benjamin Franklin, Charles-Augustin de Coulomb y Luigi Galvani. A principios del siglo XIX, Alessandro Volta inventó la pila voltaica, que producía una corriente eléctrica continua, lo que condujo al desarrollo de celdas electroquímicas y las primeras baterías prácticas. La era de las aplicaciones eléctricas prácticas realmente comenzó a mediados del siglo XIX, con el desarrollo de los telégrafos eléctricos y la invención del motor eléctrico por William Sturgeon en 1832.