Por ejemplo, cuando se añade energía térmica a un sólido, las partículas vibran con más fuerza, lo que hace que el sólido se expanda. Cuando se añade energía térmica a un líquido, las partículas ganan suficiente energía para superar las fuerzas de atracción entre ellas, lo que les permite fluir más fácilmente. Cuando se añade energía térmica a un gas, las partículas se mueven aún más rápido, lo que hace que el gas se expanda y ocupe un volumen mayor.
En general, la adición de energía térmica aumenta la energía cinética de las partículas de un sistema, lo que provoca un mayor movimiento, temperaturas más altas y cambios en las propiedades físicas.