Para la mayoría de los materiales, la concentración de oxígeno requerida para mantener la combustión generalmente está entre el 15 y el 21% en volumen. Este rango supone una atmósfera normal con una concentración típica de oxígeno del 21% en volumen. Los procesos de combustión pueden no mantenerse o volverse ineficaces si la concentración de oxígeno cae por debajo de este umbral. Algunos materiales pueden requerir concentraciones de oxígeno mayores o menores dependiendo de su composición química y reactividad específicas.