1. Impacto ambiental:
- La combustión del carbón libera contaminantes nocivos a la atmósfera, incluidos dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas. Estos contaminantes contribuyen a la contaminación del aire, el smog, la lluvia ácida y las enfermedades respiratorias.
- La minería del carbón también puede causar importantes daños ambientales, como deforestación, contaminación del agua y erosión del suelo.
2. Emisiones de carbono:
- El carbón es un combustible intensivo en carbono, lo que significa que libera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) cuando se quema. El CO2 es un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global y al cambio climático.
- El carbón es responsable de una parte importante de las emisiones globales de CO2, lo que lo convierte en un importante contribuyente al cambio climático.
3. Impactos en la salud:
- La minería y el procesamiento del carbón pueden exponer a los trabajadores a condiciones y sustancias peligrosas, lo que genera mayores riesgos de enfermedades respiratorias, enfermedades del pulmón negro y otros problemas de salud.
- La contaminación del aire procedente de la combustión de carbón también puede afectar negativamente a la salud pública, provocando enfermedades respiratorias, cardíacas y muertes prematuras.
4. Reservas limitadas y sostenibilidad:
- El carbón es un recurso finito y sus reservas no son renovables. Una vez que se extrae y quema el carbón, no se puede reemplazar.
- La continua dependencia del carbón como fuente de energía no es sostenible a largo plazo y agota valiosos recursos naturales.
5. Costos Económicos:
- La extracción, el procesamiento y el transporte del carbón pueden ser costosos y consumir mucha energía.
- Los impactos ambientales y de salud asociados con el carbón también pueden generar costos económicos significativos, incluidos gastos de atención médica, daños a la infraestructura y pérdidas relacionadas con el clima.
Por estas razones, existe un impulso global para abandonar el carbón como fuente de energía y adoptar alternativas más limpias y sostenibles, como fuentes de energía renovables como la solar, la eólica y la hidroeléctrica.