Las dioxinas son compuestos químicos altamente tóxicos que pueden tener efectos nocivos persistentes para la salud incluso en dosis bajas. Debido a su toxicidad y naturaleza cancerígena, surgieron preocupaciones sobre su presencia tras el descarrilamiento.
Sin embargo, según varias agencias ambientales involucradas en el monitoreo del lugar del descarrilamiento, un extenso muestreo de aire y pruebas no mostraron niveles elevados de dioxinas u otras sustancias químicas preocupantes cerca de las áreas circundantes afectadas o en las comunidades cercanas. El seguimiento ambiental continuo continuó durante las semanas posteriores al incidente para detectar cualquier problema a largo plazo derivado del descarrilamiento.