Como resultado, los murciélagos que se alimentan de néctar han desarrollado una adaptación única conocida como "letargo". Cuando el néctar escasea, pueden reducir sus niveles de actividad y entrar en un estado de sueño profundo que reduce su tasa metabólica y su gasto energético. Esto les permite sobrevivir durante largos períodos sin comida ni agua.
Además, los murciélagos que se alimentan de néctar han desarrollado sistemas digestivos especializados que les permiten extraer los nutrientes que necesitan del néctar de manera más eficiente. Tienen intestinos más largos que permiten una mejor absorción de nutrientes, así como enzimas especializadas para descomponer los azúcares y otros compuestos del néctar.
Además, algunos murciélagos que se alimentan de néctar han formado relaciones mutualistas con otros animales, como aves y monos, que pueden ayudarles a localizar y acceder a fuentes de néctar. Esta colaboración les proporciona un suministro de alimentos más confiable y aumenta sus posibilidades de supervivencia en entornos desafiantes.