Sin embargo, con el tiempo se hizo evidente que el IPK no era tan inmutable como se pensaba. Los científicos descubrieron que estaba perdiendo masa lentamente, posiblemente debido a factores como la contaminación de la superficie o las interacciones con su entorno. Esto generó preocupaciones sobre la confiabilidad y precisión del kilogramo como unidad de medida.
Para abordar estas cuestiones, los científicos comenzaron a trabajar en una nueva definición del kilogramo basada en constantes físicas fundamentales en lugar de un artefacto físico. Después de años de investigación y colaboración internacional, en 2018 la Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM), el máximo organismo internacional en materia de pesas y medidas, adoptó una nueva definición.
La nueva definición del kilogramo se basa en la constante de Planck, una constante fundamental de la naturaleza que relaciona la energía de un fotón con su frecuencia. La constante de Planck se considera una de las constantes conocidas con mayor precisión en física, y su uso para definir el kilogramo proporciona una base más estable y precisa para la unidad.
Para realizar la nueva definición, los científicos desarrollaron un aparato complejo conocido como balanza Kibble, que utiliza fuerzas electromagnéticas para pesar objetos con precisión en comparación con la constante de Planck. Al comparar la masa de un objeto con la fuerza electromagnética que actúa sobre él, la balanza Kibble puede determinar la masa del objeto con extrema precisión.
Con la adopción de la nueva definición, el kilogramo ha "engordado". El valor exacto del kilogramo ha cambiado ligeramente, pero sólo en una pequeña cantidad que está dentro de la incertidumbre de la definición anterior. El cambio es tan pequeño que no tiene ningún impacto práctico en las mediciones cotidianas, pero representa un importante avance en términos de precisión y confiabilidad en el campo de la metrología.
La redefinición del kilogramo marca un logro notable en la colaboración científica y la búsqueda de una precisión cada vez mayor en las mediciones. Garantiza que la unidad estándar de masa siga siendo robusta, estable y rastreable hasta las constantes fundamentales de la naturaleza, allanando el camino para avances continuos en la ciencia, la tecnología y la industria.