Las nubes no tienen un peso específico y mensurable, ya que no son objetos sólidos, sino que están formadas por vapor de agua, partículas de polvo y otros materiales ligeros suspendidos en la atmósfera. La densidad de una nube varía mucho, dependiendo de la cantidad de vapor de agua y otras partículas que contiene, así como de su tamaño. Por tanto, no es exacto atribuir un peso específico a las nubes.