El estrés ambiental puede incluir desastres naturales, como inundaciones, sequías y terremotos; contaminación; y el cambio climático. Estos eventos pueden dañar o destruir hogares, medios de vida e infraestructura, dificultando que las personas vivan en sus ubicaciones actuales.
El estrés ambiental también puede generar conflictos por recursos, como la tierra y el agua. En ocasiones, este conflicto puede desembocar en violencia y provocar mayores desplazamientos de personas.
Además de los efectos directos del estrés ambiental, también existen efectos indirectos que pueden conducir a la migración. Por ejemplo, el estrés ambiental puede provocar escasez de alimentos, lo que a su vez puede provocar precios más altos y un aumento de la pobreza. Esto puede dificultar que las personas puedan permitirse permanecer en sus ubicaciones actuales y puede obligarlas a migrar en busca de mejores oportunidades.
Los efectos del estrés ambiental sobre la migración son complejos y variados. No existe una respuesta única a la pregunta de si el estrés ambiental impulsa la migración. Sin embargo, está claro que el estrés ambiental es un factor importante en la decisión de migrar de muchas personas en todo el mundo.
Según un informe de 2015 del Banco Mundial, los factores ambientales son los principales impulsores de la migración para aproximadamente el 25% de las personas que se mudan dentro de sus propios países y el 15% de las personas que se mudan a otro país. El informe también encontró que se espera que el número de personas desplazadas por factores ambientales aumente en los próximos años debido al cambio climático.
El estrés ambiental es un problema grave que puede tener un impacto significativo en la vida de las personas en todo el mundo. Es importante ser consciente de los efectos potenciales del estrés ambiental en la migración para poder desarrollar políticas que puedan ayudar a mitigar estos efectos.