Los investigadores que trabajaron en este estudio. Crédito:Universidad de Córdoba
En línea con la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de un futuro sostenible, Existe la idea de una sociedad futura basada en el hidrógeno utilizado como combustible. Este biocombustible del futuro podría ser con lo que funcionen los automóviles y los motores (en realidad ya lo hacen), pero sin contaminación y el tema de las baterías, ya que es mucho más fácil de almacenar que la energía eléctrica.
Para acercar ese futuro, un equipo del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Córdoba ha estado buscando formas de incrementar la producción de hidrógeno mediante el uso de microorganismos, específicamente microalgas y bacterias.
En esta vena, investigadores Neda Fakhimi, Alexandra Dubini y David González Ballester pudieron aumentar la producción de hidrógeno combinando un alga verde unicelular llamada Chlamydomonas reinhardtii con la bacteria Escherichia coli. El trabajo en equipo de las algas y las bacterias resultó en un 60% más de producción de hidrógeno de lo que pueden producir si las algas y las bacterias trabajan por separado.
Cuando el alga trabaja por sí solo, produce hidrógeno a través de la fotosíntesis, mientras que las bacterias producen hidrógeno a través de la fermentación del azúcar. La clave de la sinergia entre las algas y las bacterias es el ácido acético. Este ácido además de proporcionar olor y sabor a vinagre, se separa por bacterias durante la producción de hidrógeno. La acumulación de ácido acético donde se encuentran las bacterias se considera un problema:hace que el mecanismo de fermentación se detenga y, por lo tanto, también lo hace su producción de hidrógeno. Ahí es donde entra en juego la microalga, ya que aprovecha el ácido acético para producir más hidrógeno. Por lo tanto, la microalga se beneficia de lo que las bacterias no quieren y juntas se vuelven más eficientes.
El potencial de la combinación de algas y bacterias ha sido probado y abre las puertas para su uso en la industria, ya que el azúcar agregado para la fermentación de bacterias en el laboratorio se puede transferir a los desechos en el mundo real. En otras palabras, la relación entre algas y bacterias podría utilizar residuos industriales y agua sucia para producir hidrógeno y descontaminar al mismo tiempo.
La combinación de la biorremediación (el uso de microorganismos para la descontaminación) y la producción de hidrógeno para su uso como biocombustible trae la sostenibilidad al punto de partida en una sociedad cada vez más presente.