La percepción del color tiene sus raíces en la interacción entre la luz y la materia. Varios colores exhiben diferentes longitudes de onda en el espectro de luz visible, y estas longitudes de onda influyen en sus propiedades térmicas. Exploremos cómo los diferentes colores afectan la temperatura:
Luz Los colores, como el blanco, el crema, el rosa claro o el verde claro, reflejan la mayor parte de la luz solar y absorben menos calor. Como resultado, las superficies y objetos de colores más claros tienden a parecer más fríos incluso bajo la luz solar directa. Esto hace que la ropa de colores claros sea cómoda de usar en temperaturas más cálidas porque promueven la disipación del calor y mantienen el cuerpo relativamente fresco. Las paredes exteriores del edificio pintadas en colores claros también pueden ayudar a reducir la temperatura interior durante el clima cálido.
Oscuro Los colores, incluidos el negro, el marrón, el azul oscuro, el verde oscuro o el morado, tienen el efecto opuesto a los colores claros. Las superficies de colores oscuros tienden a absorber una mayor porción de la radiación solar, lo que hace que retengan el calor de manera más eficiente. Usar ropa de colores oscuros, por ejemplo, absorbe la mayor parte de la luz solar, lo que genera una sensación más cálida en la piel, lo que la hace más cálida para usar en días cálidos. De manera similar, los edificios con exteriores de colores oscuros absorben y almacenan calor, lo que podría provocar un aumento de la temperatura interior.
Los materiales y el color en general desempeñan un papel extremadamente importante en la gestión de las temperaturas para la eficiencia energética, la estética o el confort, en campos como el diseño, la ciencia, la ingeniería y la psicología.