La gasolina se produce mediante un proceso llamado refinación, que consiste en separar los diferentes componentes del petróleo crudo. El petróleo crudo es un líquido natural que se encuentra bajo tierra. Está compuesto por una mezcla de hidrocarburos, así como de otras impurezas. El proceso de refinación comienza con la destilación del petróleo crudo, que implica calentar el petróleo a una temperatura alta y luego condensar los vapores en diferentes fracciones. La fracción que contiene gasolina se procesa posteriormente para eliminar impurezas y añadir potenciadores de octanaje, que aumentan el octanaje del combustible.
El índice de octanaje de la gasolina es una medida de su resistencia al golpe, que es un sonido de golpe o ping que puede ocurrir cuando el combustible se enciende demasiado pronto en la cámara de combustión del motor. Cuanto mayor sea el índice de octanaje, más resistente será el combustible a los golpes. La gasolina con un octanaje más alto se suele utilizar en motores de alto rendimiento.
La gasolina también se utiliza como disolvente de limpieza y como combustible para algunos tipos de estufas y lámparas. Sin embargo, es una sustancia muy peligrosa y debe manipularse con cuidado. La gasolina es muy inflamable y puede incendiarse fácilmente. También es tóxico y puede causar problemas de salud si se inhala o ingiere.