La homeostasis es la capacidad de un organismo para mantener el equilibrio; en un ser humano, la homeostasis se equilibra con el metabolismo, que compensa las interrupciones en la función del cuerpo. Experimentar cambios en la temperatura, comer ciertos tipos de alimentos y someterse a estrés emocional o físico pueden alterar el estado homeostático de una persona; las hormonas, ya sean ingeridas, inyectadas o secretadas de forma natural, restablecen esa homeostasis.
Restauración de la homeostasis
La hormona restauradora básica en el cuerpo es insulina, secretada por el páncreas como parte del acto de equilibrio del sistema endocrino. La insulina mantiene la cantidad normal de azúcar en el torrente sanguíneo; una sobreabundancia de azúcar alterará la homeostasis. Cualquier persona con una afección diabética puede describir el mareo y la falta de equilibrio que acompaña a un nivel "alto" de azúcar en la sangre: este es el intento del cuerpo de restaurar su equilibrio sin suficiente insulina, por lo que los diabéticos se inyectan con la sustancia. El fenómeno de restauración de la homeostasis es comparable a un termostato que compensa los cambios de temperatura.