La homeostasis es nuestro termostato interno. Mantenemos nuestro equilibrio -nuestro sentido interno de equilibrio, comodidad y funcionamiento sin problemas- a través del cambio de nuestros procesos fisiológicos. Los cuerpos sanos tienen diferentes respuestas que mantienen este estado tanto automática como voluntariamente. Algunas de nuestras funciones corporales, especialmente enfermedades, crean la necesidad de aumentar nuestras respuestas con medicamentos o tratamientos para mantener la homeostasis.
Termoregulación en calor y frío
Un ejemplo de mantener la homeostasis es la termorregulación, que está regulando temperaturas corporales cómodas en diferentes climas. A los humanos les resulta más fácil que a algunos animales, ya que somos endotérmicos, animales de sangre caliente, que poseen una temperatura corporal constante, a diferencia de los ecotérmicos o los animales de sangre fría. La temperatura de la sangre no es relevante; las ecotérmicas están reguladas externamente por la temperatura, mientras que las endotermas tienen reguladores internos. La respuesta humana a los cambios de temperatura involucra al hipotálamo, que tiene receptores que controlan la temperatura de la sangre. Mientras tanto, nuestra piel tiene receptores que controlan las temperaturas externas. Ambos envían mensajes al cerebro, que responde a mantener involuntariamente la homeostasis.
Voluntario e involuntario
Algunas de las respuestas a la temperatura son voluntarias: nos quitamos el abrigo cuando hace demasiado calor. Algunos son involuntarios: estamos sofocando en el calor. Nuestros cuerpos generan calor en climas fríos debido a la contracción muscular: escalofríos. Nuestra piel también se contrae en el frío, lo que reduce el calor que viaja desde el núcleo del cuerpo, reteniéndolo internamente, un proceso llamado vasoconstricción. A veces respondemos como lo hacen los ecotérmicos de sangre fría: buscamos refugio, soleamos solos o nos movemos hacia la sombra cuando hace calor.
Homeostasis de glucosa en sangre
Otra manifestación de organismos de respuesta es la homeostasis de glucosa en sangre. El páncreas controla la concentración de glucosa en nuestra sangre y utiliza la hormona y la enzima glucagón, producidas por las células alfa, para estimular la descomposición de los elementos de los alimentos en glucosa, elevando el nivel. La insulina, una segunda enzima producida por las células beta, convierte la glucosa en energía respiratoria, disminuyendo el nivel en la sangre. Estas dos respuestas funcionan para mantener los niveles de glucosa, aunque actúan de manera un tanto competitiva, ya que las células no fabricarán insulina y glucagón al mismo tiempo.
Respuestas diabéticas
No se dan respuestas voluntarias ni involuntarias suficiente si hay diabetes presente, ya que la diabetes tipo 1 mata las células B que producen insulina. Tipo 2 apaga los receptores de insulina, por lo que la insulina se produce pero no es absorbida por las células. En este caso, las respuestas de nuestro organismo humano son voluntarias. Debemos modificar la ingesta de azúcar para la diabetes tipo 2 y tomar inyecciones de insulina para la diabetes tipo 1 con el fin de mantener la homeostasis en la glucosa en sangre.