Hay varias formas diferentes en que se puede formar la niebla, pero la más común es mediante el proceso de niebla por radiación. La niebla de radiación se forma cuando el suelo se enfría por la noche debido a la radiación del sol. El aire cerca del suelo también se enfría, lo que hace que el vapor de agua del aire se condense en pequeñas gotas. La niebla de radiación es más común en otoño e invierno, cuando las noches son más largas y el aire es más fresco.
La niebla también se puede formar cuando el aire cálido y húmedo del océano se mueve sobre tierra o agua fría. Este tipo de niebla se llama niebla de advección. La niebla de advección es más común en primavera y verano, cuando el océano está más cálido que la tierra o el agua.
Por último, la niebla también se puede formar cuando se encuentran dos masas de aire de diferentes temperaturas. Este tipo de niebla se llama niebla frontal. La niebla frontal es más común en invierno, cuando el aire frío del Ártico se encuentra con el aire cálido del Sur.
La niebla puede ser un peligro para la navegación, especialmente en el aire y en el agua. También puede provocar problemas de salud, como problemas respiratorios y ataques de asma. Sin embargo, la niebla también puede ser hermosa y crear una sensación de misterio y asombro.