Cuando la presión se vuelve demasiado grande, la tapa de la alcantarilla se desprenderá, liberando al aire un potente chorro de agua, aguas residuales y escombros. Esto puede causar daños a propiedades y vehículos cercanos, así como lesiones o incluso la muerte a las personas que queden atrapadas en la zona de la explosión.
Las alcantarillas que explotan no sólo son peligrosas, sino que también pueden causar importantes perturbaciones en el tráfico, los negocios y el funcionamiento general de la ciudad. Para mitigar el riesgo de explosiones de alcantarillas, el mantenimiento y las inspecciones periódicas del sistema de alcantarillado son esenciales. Esto incluye verificar si hay obstrucciones, limpiar y reparar tuberías dañadas y actualizar o ampliar el sistema para manejar mayores volúmenes de agua. Además, unos sistemas adecuados de drenaje y gestión de aguas pluviales pueden ayudar a prevenir la acumulación excesiva de agua y reducir el riesgo de explosiones.
Si ve una tapa de alcantarilla que parece estar abultada o dañada de algún otro modo, es importante mantenerse alejado del área e informar el problema a las autoridades correspondientes de inmediato.