Desde el más pequeño fitoplancton hasta las hebras de algas que miden varios pies de largo, muchas especies de algas se encuentran en todo el mundo. Las especies de algas se encuentran no solo en las aguas oceánicas, sino también en lugares húmedos en la tierra e incluso en el pelaje de animales como el perezoso de tres dedos. Un componente clave de las redes alimentarias oceánicas, así como un contribuyente a la formación de nubes, las algas juegan un papel importante en los ecosistemas del mundo.
Formas de algas
El nombre de algas se refiere a numerosos organismos parecidos a plantas y plantas no relacionados que habitan tanto en el agua como en la tierra. Las algas se presentan como organismos unicelulares o multicelulares que dependen de la fotosíntesis (convirtiendo la luz solar en combustible) para sobrevivir. Se encuentran en ambientes de agua dulce y salada, también se ven algas en rocas o suelos húmedos. En una relación simbiótica, las algas también se producen en el pelaje del árbol perezoso, que ayuda en su camuflaje, y en las pieles de peces y reptiles acuáticos o semiacuáticos.
Algas y alimentos Webs
Las algas microscópicas llamadas fitoplancton forman la base de la red trófica del océano. El fitoplancton alimenta a peces y crustáceos más pequeños, que a su vez alimentan especies más grandes. Esto continúa en la cadena alimentaria hasta los depredadores más grandes e incluso los humanos, que comen algas y usan ciertas variedades para muchos propósitos comerciales e industriales. Los tipos más grandes de algas, que son consumidos por menos criaturas que el fitoplancton más pequeño, también contribuyen a la red trófica al descomponerse y proporcionar nutrientes para suelos y organismos pequeños.
Las algas como hábitat
Las algas más grandes, que incluyen algas y algas marinas, fomentan la proliferación de otras especies que viven en el océano proporcionando hábitats seguros para estas criaturas. Aunque el crecimiento excesivo de algas puede desequilibrar los ecosistemas oceánicos ("floraciones" de algas), la proliferación de algas tanto en ambientes frescos como de agua salada respalda poblaciones saludables de numerosas especies de peces y crustáceos. La cantidad de algas y su salud pueden proporcionar información esencial sobre las toxinas transmitidas por el océano y los cambios climáticos.
Algas y clima
Las algas, particularmente el fitoplancton diminuto, juegan un papel importante en el clima de la tierra. Cuando los tejidos celulares de estos organismos se dañan, liberan dimetilsulfonioproprionato (DMSP), un gas esencial para los ciclos biogeoquímicos de la tierra. En agua de mar, DMSP se descompone para formar dimetil sulfuro (DMS). Cuando el DMS alcanza la superficie del océano y se difunde en el aire, se oxida como aerosoles de sulfato, que se comportan como núcleos de condensación de nubes. Cuando el agua se adhiere a estos núcleos, las nubes se forman y crean lluvia para la tierra de abajo. Dado que casi la mitad del suministro de azufre biogénico del mundo es producido por el DMS de los océanos, la pérdida de grandes poblaciones de algas puede tener un efecto significativo en el clima de la Tierra.