1. Quema de combustibles fósiles: Este es el principal impulsor de las emisiones de CO2. Los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural se formaron a partir de la antigua materia orgánica durante millones de años. Cuando quemamos estos combustibles para la generación de electricidad, el transporte y los procesos industriales, liberamos el carbono almacenado como CO2 en la atmósfera.
2. Deforestation: Los árboles juegan un papel crucial en la absorción de CO2 de la atmósfera a través de la fotosíntesis. Cuando los bosques se cortan o queman, este carbono almacenado se libera nuevamente en la atmósfera, aumentando aún más los niveles de CO2. Esto contribuye a un ciclo de retroalimentación positivo donde menos bosque significa menos absorción de CO2, lo que conduce a un mayor calentamiento, lo que daña aún más los bosques.
Si bien hay otras fuentes más pequeñas de emisiones de CO2 (como la producción de cemento y algunas prácticas agrícolas), estos dos factores (quema de combustibles fósiles y deforestación) son responsables de la gran mayoría del aumento en los niveles de CO2 atmosféricos que estamos experimentando.