1. Tasa metabólica basal (TMB):representa la cantidad mínima de energía necesaria para mantener las funciones corporales básicas, como la respiración, la digestión y el mantenimiento de la temperatura corporal. La TMB está influenciada por varios factores, como la edad, el sexo, la genética y la masa muscular.
2. Actividad Física:El gasto energético asociado a la actividad física, incluido el ejercicio y las tareas diarias, puede variar mucho dependiendo de la intensidad y duración de las actividades. La actividad física regular aumenta el gasto energético y puede ayudar a gestionar el equilibrio energético general.
3. Efecto térmico de los alimentos (TEF):TEF se refiere a la energía necesaria para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes de los alimentos. Se estima que representa alrededor del 10% del gasto energético total y puede variar según la composición de la dieta.
4. Composición corporal:la proporción relativa de masa corporal magra (músculo) y masa grasa puede afectar el gasto de energía. El tejido muscular es más activo metabólicamente que la grasa, lo que significa que los individuos con una mayor proporción de masa muscular tienden a tener una TMB y un gasto energético más altos.
5. Factores ambientales:factores externos como la temperatura, la altitud y el clima pueden afectar el gasto energético. Por ejemplo, vivir en un ambiente frío o en altitudes elevadas puede aumentar las necesidades de energía debido a la necesidad del cuerpo de mantener su temperatura central.
6. Influencias hormonales:Ciertas hormonas, como las hormonas tiroideas y la insulina, desempeñan un papel en la regulación del metabolismo y el gasto energético. Las alteraciones del equilibrio hormonal pueden afectar el equilibrio energético y provocar aumento o pérdida de peso.
7. Sueño y ritmo circadiano:Un sueño adecuado y un ciclo regular de sueño-vigilia son importantes para mantener un metabolismo saludable. La falta de sueño puede alterar la regulación hormonal y aumentar el riesgo de aumento de peso.
8. Estrés y emoción:El estrés crónico y las emociones intensas pueden afectar los niveles de energía y el apetito, provocando cambios en la ingesta y el gasto de energía.
En general, el presupuesto energético de un individuo está influenciado por una combinación de factores fisiológicos, conductuales y ambientales. Lograr el equilibrio energético y mantener un peso saludable implica equilibrar la ingesta de energía (calorías consumidas) y el gasto de energía (calorías quemadas) mediante elecciones dietéticas adecuadas, actividad física y hábitos de vida en general.