A medida que aumenta la altitud, la presión del aire disminuye. Esto se debe a que el peso del aire que lo presiona se reduce a medida que se aleja de la superficie de la Tierra.
Densidad:
La densidad del aire también disminuye al aumentar la altitud. Esto se debe a que el aire se vuelve más fino a mayor altitud, ya que hay menos moléculas de aire por metro cúbico.
Oxígeno:
La cantidad de oxígeno en el aire también disminuye a medida que se gana altitud. Al nivel del mar, el aire contiene aproximadamente un 21% de oxígeno. Sin embargo, este porcentaje disminuye a aproximadamente el 15% a 10.000 pies y aproximadamente al 7% a 25.000 pies.
La disminución de la presión del aire, la densidad y el oxígeno al aumentar la altitud tiene varias implicaciones importantes para la fisiología y el rendimiento humanos. Por ejemplo, la disminución de la presión del aire puede hacer que una persona experimente mal de altura, que puede incluir síntomas como dolores de cabeza, fatiga, náuseas y dificultad para respirar. La disminución de los niveles de oxígeno también puede provocar una disminución del rendimiento deportivo, ya que el cuerpo es menos capaz de suministrar oxígeno a los músculos.