Durante el proceso de combustión del carbón, la energía química almacenada en el carbón se libera en forma de calor y energía lumínica. Específicamente, la quema de carbón implica una reacción química entre el carbono del carbón y el oxígeno del aire. Esta reacción exotérmica libera cantidades significativas de energía térmica, que se aprovecha para generar vapor en centrales eléctricas de carbón. Luego, el vapor impulsa turbinas conectadas a generadores, produciendo electricidad.