1. Alta deuda de los hogares: Antes de la crisis de 2008, muchos propietarios de viviendas en Estados Unidos contrataron hipotecas de alto riesgo (préstamos con intereses altos y requisitos crediticios menos estrictos) para comprar viviendas. Esto provocó un aumento significativo de la deuda de los hogares, ya que la gente podía pedir prestado más dinero que nunca.
2. Aumento del valor de las viviendas: Impulsados por las bajas tasas de interés y el crédito fácil, los precios de la vivienda comenzaron a aumentar rápidamente. A medida que aumentaba el valor de las viviendas, los propietarios comenzaron a ver sus casas como activos a los que podían acceder para obtener dinero en efectivo a través de la refinanciación de hipotecas o préstamos sobre el valor líquido de la vivienda. Esto creó un incentivo para que los propietarios solicitaran más préstamos, aumentando aún más la deuda.
3. Titulización de Hipotecas: Los bancos comenzaron a agrupar estas hipotecas en instrumentos financieros llamados obligaciones de deuda colateralizadas (CDO) y valores respaldados por hipotecas (MBS). Luego, estos productos financieros se vendieron a inversores, fondos de pensiones e instituciones financieras de todo el mundo.
4. Dependencia excesiva de la vivienda: El crecimiento de la deuda de los hogares y la dependencia de los precios de la vivienda para la creación de riqueza quedaron arraigados en el sistema financiero. Las instituciones financieras y los inversores invirtieron mucho en estos valores respaldados por hipotecas, creyendo que eran inversiones seguras y rentables.
5. Crisis de las hipotecas de alto riesgo: Sin embargo, no todas las hipotecas de alto riesgo eran solventes. Algunos prestatarios ya no pudieron pagar sus préstamos cuando las tasas de interés aumentaron o su situación financiera cambió. Esto provocó un aumento de la morosidad y las ejecuciones hipotecarias.
6. Efecto contagio: El fracaso de las hipotecas de alto riesgo causó pérdidas a los bancos, prestamistas e inversores, incluidas las grandes instituciones financieras. Esto desencadenó una reacción en cadena de pérdidas en todo el sistema financiero, lo que resultó en una pérdida de confianza en la economía global.
7. Explosión de la burbuja inmobiliaria y recesión: El estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis de las hipotecas de alto riesgo provocaron una pérdida de riqueza para los propietarios de viviendas, una disminución del consumo general de los hogares y una caída de la construcción y las actividades económicas relacionadas. Esto, a su vez, contribuyó a una recesión global, que afectó a las economías de todo el mundo.
En conclusión, si bien la mentalidad de "las casas como cajeros automáticos" y las prácticas asociadas fueron factores importantes que contribuyeron a la crisis financiera de 2008 y la recesión posterior, es importante reconocer que las causas de las recesiones suelen ser multifacéticas e implican interacciones complejas entre políticas económicas, prácticas de mercado y el comportamiento de diversos actores en el mercado inmobiliario y la economía en general.