La estabilidad a largo plazo del vidrio de desecho radiactivo se ha estudiado y evaluado ampliamente mediante pruebas experimentales y modelos teóricos. Los estudios de envejecimiento acelerado, que implican someter el vidrio a temperaturas y dosis de radiación elevadas, han proporcionado evidencia de que la matriz del vidrio permanece intacta y conserva su integridad estructural durante períodos prolongados. Además, los análogos naturales, como los vidrios volcánicos que han estado expuestos a la radiación natural y a las condiciones ambientales durante millones de años, demuestran la durabilidad del vidrio a largo plazo.
Sin embargo, vale la pena señalar que, si bien la inmovilización del vidrio ofrece un alto nivel de estabilidad y contención, no se considera una solución permanente en sí misma. La gestión a largo plazo de los desechos radiactivos requiere una estrategia integral de gestión de desechos que incluya múltiples barreras y controles institucionales para garantizar la seguridad durante períodos prolongados.
El éxito y la longevidad de la inmovilización de vidrio para desechos radiactivos dependen de varios factores, incluida la cuidadosa selección de las composiciones de vidrio, las técnicas de fabricación y las medidas de control de calidad. Optimizando estos aspectos, los residuos radiactivos pueden inmovilizarse eficazmente en vidrio durante millones de años, minimizando los riesgos potenciales para la salud humana y el medio ambiente.